Oímos hablar diariamente del terrible dolor de ciática y de personas aquejadas por él pero, ¿Qué es realmente? ¿Cualquier dolor de espalda o de pierna es ciática? Bien, para empezar hay que aclarar que el nervio ciático es uno de los nervios más gordos del cuerpo y va desde la parte baja de la espalda hasta el pie por la parte posterior de la pierna. Comúnmente se denomina “ciática” a cualquier dolor a lo largo del recorrido de ese nervio ciático. Se siente típicamente en las nalgas, la parte posterior de la pierna y, posiblemente en el pie.
Sin embargo, este tipo de dolor puede ser provocado por muchos factores y no tiene que haber necesariamente una alteración del nervio ciático ya que, por ejemplo, hay puntos gatillo miofasciales en distintos músculos que pueden provocar un dolor de estas características.
Una verdadera alteración del nervio ciático provocará dolor generalmente descrito como “eléctrico” o “pinchazos”, debilidad en la pierna y hormigueo/acorchamiento. ¿Por qué se produce este dolor? Normalmente por compresión sobre un nervio como en los casos de hernia lumbar. Sin embargo, es muy importante saber que no todas las compresiones sobre el nervio duelen. Los nervios son muy resistentes pese a ser sometidos a fuerzas muy intensas y variables. ¿Qué es lo que marca la diferencia entre una compresión que llegue a doler y otra que no? La respuesta está en la inflamación neurógena. El nervio que verdaderamente produce dolor, lo hace porque está inflamado. Esto significa que libera sustancias para “curarse” pero esas sustancias pueden disminuir el espacio que tiene el nervio y eso lo irrita y lo inflama aún más, produciendo dolor.
¿Qué debes saber? El objetivo en este tipo de dolor nervioso es acompañar al paciente en el proceso natural de la patología. La inflamación del nervio y, por tanto, el dolor irán disminuyendo progresivamente. Este tipo de dolores pueden durar alrededor de un año pero tienen una fase aguda de 2-4 semanas. Por lo tanto, el objetivo es controlar el dolor esas primeras 2-4 semanas, a partir de ese momento el dolor se volverá más llevadero (la inflamación del nervio va bajando) y al tercer mes los pacientes suelen notar mejorías grandes.
Conocer estos tiempos de recuperación es clave a la hora de tratar la patología. La cirugía estará indicada si el dolor no cede con el tratamiento conservador (medicamentos + fisioterapia) pero si conseguimos manejar esa primera fase de dolor agudo, probablemente la cirugía no sea necesaria. Asique se debe intentar primero el tratamiento conservador y dejar la cirugía para más tarde y solo si es necesaria.
¿Qué haremos los fisios? Lo más importante es daros toda esta información y, a partir de ahí, realizaremos técnicas destinadas a mejorar el dolor. Podemos tratar los puntos gatillo de los músculos que también provocan dolor, podemos movilizar las vértebras con un objetivo analgésico y, sobre todo en este caso, las técnicas de neurodinámica. Estas técnicas consisten en movilizar el nervio sin provocar dolor para favorecer su deslizamiento, que vaya tolerando cada vez tensiones más altas y que vaya disminuyendo la inflamación (y, por tanto, el dolor). Además os daremos pautas para aliviar el dolor en el día a día y movimientos sencillos para realizar en casa con ese mismo objetivo, aliviar el dolor.