Es muy común ver a mujeres embarazadas con sus manos colocadas en la zona lumbar y con cara de dolor al levantarse, sentarse o caminar. ¿Qué sabemos del dolor lumbar en el embarazo?
En primer lugar, se sabe que las mujeres jóvenes que han tenido dolor de espalda antes del embarazo, tienen mayor posibilidad de tener dolor lumbar durante el mismo. Además, el dolor lumbar generalmente produce que la mujer deje de moverse y, se sabe también que la reducción de la actividad física y tener descanso prolongado durante el embarazo incrementa el riesgo de padecer dolor.
Es más frecuente tener dolor a partir del cuarto mes de embarazo. Además, los síntomas suelen ir aumentando a medida que avanza la gestación.
¿Por qué ocurre esto? Hay varias cosas que pueden influir en la aparición de este tipo de dolor. Sin embargo, hay un mito que queremos aclarar antes de comenzar:
Se ha pensado durante mucho tiempo que el dolor lumbar en el embarazo estaba relacionado con el aumento de la lordosis o curvatura de la región lumbar. Sin embargo, se ha visto que, a diferencia de lo que se creía, la curvatura lumbar no aumenta durante el embarazo. ¿Qué ocurre entonces? Las mujeres que no tienen un buen sistema muscular cambian su postura por el aumento del peso a nivel de la barriga. Por eso, es esencial contar con una buena musculatura que estabilice y permita que mantengas una postura correcta pese a los cambios del cuerpo.
Cuando la mujer se queda embarazada, una hormona llamada relaxina empieza a relajar todo el sistema ligamentoso del cuerpo. El objetivo de esto es conseguir que las estructuras de la pelvis se dilaten un poco para que pueda salir el bebé en el momento adecuado. Sin embargo, esta hormona actúa en todo el cuerpo y no aísla su función a las estructuras deseadas. Esto significa, que todas las articulaciones tendrán menos estabilidad por parte de sus ligamentos y fascias y, si la paciente ya tenía ciertos problemas de inestabilidad, el dolor puede empeorar. Por eso, necesitamos un buen sistema muscular que nos ayude a estabilizar las articulaciones ya que, una articulación que no consiga estar estable, nos provocará dolor para protegerse.
Además, los cambios metabólicos que ocurren durante el embarazo producirán una mayor tendencia a los calambres, fasciculaciones, espasmos y a tener una musculatura más hipersensible.
Por último, el centro de gravedad de la mujer embarazada se adelanta. Se ha demostrado que hay cambios en el tiempo, velocidad y longitud del paso en las mujeres gestantes, así como una alteración en el movimiento de sentarse y levantarse de una silla.
Todos estos factores pueden influir en la aparición de dolor durante el embarazo.
¿Qué tenemos claro entonces?
- Es esencial un tratamiento previo al embarazo cuando hay dolor lumbo-pélvico que incluya el trabajo y fortalecimiento de la musculatura estabilizadora.
- Es muy importante tener un embarazo activo, trabajar la musculatura (también con vistas al post-parto) y disminuir el tiempo que la embarazada está tumbada o sentada.
- No está recomendado el uso de fajas lumbares. Sin embargo, el cinturón pélvico, es una buena herramienta que puede ayudar a disminuir el dolor lumbar generando un aumento de estabilidad en la pelvis. Además, este cinturón pélvico, se recomienda también en el post-parto inmediato para ayudar a la recuperación de la zona abdomino-pélvica.
- El objetivo de la fisioterapia en el dolor durante el embarazo será aliviar la sintomatología para que la mujer pueda recuperar su actividad y conseguir un embarazo activo y una buena calidad de musculatura.
Si estás embarazada o te lo estás pensando y tienes alguna duda en este tema, consúltanos y estaremos encantadas de enseñarte a cuidarte mejor.