La cefalea o dolor de cabeza, es un problema muy frecuente en la sociedad ya que el 96% de las personas sufrirán dolor de cabeza a lo largo de su vida. Hay múltiples tipos de dolor de cabeza, según la IHS (International Headache Society) se pueden clasificar fundamentalmente en dos tipos: primarias y secundarias. Las cefaleas primarias son aquellas cuya causa no se conoce del todo (migrañas, cefalea en racimo…). Las cefaleas secundarias son aquellas que se deben a otro problema que generará ese dolor de cabeza. Encontramos en este grupo la cefalea de origen cervical o temporomandibular.
Cuando acudas a un fisioterapeuta por motivo de una cefalea, lo primero que haremos será descartar banderas rojas, esos síntomas que nos indicarán que no somos nosotros los que debemos tratar tu problema sino otro profesional sanitario. Una vez nos hemos asegurado de esto, procedemos a hacer una exploración física. Se sabe que cualquier estructura cervical puede ser susceptible de generar dolor de cabeza. Por lo tanto, en nuestra exploración vamos a buscar provocar el dolor de cabeza si no lo tienes en ese momento o aumentarlo si ya vienes con dolor de cabeza a la clínica. Una vez identificamos las estructuras que te aumentan o provocan el dolor de cabeza, ya sabemos qué tenemos que tratar para ayudarte.
Si tu problema es una cefalea primaria como una migraña, se sabe que hay un componente cervical en muchas de ellas, por lo que el apartado anterior nos sirve también para ayudarte en estos casos. Este tipo de cefaleas se tratarán también con un enfoque médico-farmacológico. Además, en estas cefaleas primarias suele haber un procesamiento maladaptativo del dolor. Esto significa que creencias, miedos, experiencias previas y emociones pueden estar agravando el problema. En este caso, es muy importante que, como escribo siempre en este blog, escuches lo que te decimos en la clínica. Ya que haremos una educación en dolor, para que sepas cómo funciona tu dolor, cómo el dolor no es equivalente a un daño físico en tu cabeza y cómo puedes ir exponiéndote gradualmente a aquellos fenómenos que aumentan tu dolor.
Y tú, ¿sabías que tu cuello o tu mandíbula pueden estar provocando o empeorándote esos dolores de cabeza tan incómodos?